sábado, 29 de marzo de 2014

Las cajas me invaden el cuerpo



Yo siempre vuelvo a ser yo misma
aunque no sé lo que es ser una cosa misma de mí
aunque no sé ser eso que va dejando de ser un bebé,
porque de a poco,
dejamos
de
ser
bebés,
o eso creemos siempre volvemos a ser
algo que es muchas cosas que van moviendosé.
Yo me estoy moviendo
ahora estoy expandiendomé me muevo y vos también,

te movés,

como los asteroides
como el pasto
como los copitos de nieve en la punta de un pino,

nos movemos,

estamos dejando de ser lo que somos
pero vos sabés y yo sé que la palabra yo
casi no existe
y no nos importa
porque no tiene importancia
porque lo único que quiero es moverme
hasta volverme muy muy elástica
y abarcar el vacío. 

***

martes, 25 de marzo de 2014

El ruido de las cosas



el gatito está durmiendo en el 
techo del vecino, hace frío,
yo lo miro fijo y me olvido del ruido de las cosas,

Él

sigue durmiendo, mientras
dibuja su silueta 
en mi cabeza 

noviembre dosmiltrece
***

domingo, 23 de marzo de 2014

ENT


Fogo - ENT  - Ringo Discos 



este disco suscita cosas: 


Voy a salir a perseguir huecos

Para qué necesito la memoria hoy

No tan alto, no nos podemos ver

Yo estaba parada afuera de la bañera, entre los cerámicos y el techo alto, mi hermana se clavaba una tijera de acero inoxidable en la panza

Mi papá se acuesta en posición fetal y yo lo veo morir 



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viernes, 21 de marzo de 2014

Dooper


Tiene una voz nasal
y pronuncia el inglés con dureza.
Vive en Manila, o trabaja
en Manila.
Hace dieciséis semanas, desde un cubículo
disca números canadienses.
Nunca sabe con quién habla, pero sí cómo
tiene que hablar, lo mismo da
si está en Manila, en Córdoba
o en Winnipeg.
Dooper tiene veinte años
va en una moto roja hasta el trabajo
sobre la autopista que lleva
al centro de la ciudad, Dooper trata
cada mañana
de quebrar
la barrera del tiempo. Y no consigue
llegar a su línea de producción.
No sabe escuchar, dicen sus jefes,
no detecta
las necesidades del cliente.

Pero Dooper no contesta, él
tiene un secreto que lo tranquiliza.
Llueve en el centro de Manila
el agua aleja
las bocinas de los autos.


Eloísa Oliva
El tiempo en Otario, Editorial Nudista

***

Máquina del tiempo(volvé) y dejame que te invente




dibujo: Yuko Shimizu
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domingo, 16 de marzo de 2014

Helga cuenta los días


Helga podría ser una mujer a la que le guste mucho el café, podría amar a los gatos y mirar la luna cuando está a la mitad y bien amarilla. Helga podría decir que una cosa le gusta más que la otra o que su nombre empieza con H en vez de con R. Helga tiene un problema de autopercepción.
Pero Helga no es la mujer que está llorando en este momento, a la que vemos mirarse en el espejo y hablarse o hablarle a lo que ella ve del otro lado del espejo. No, esa no es Helga. Esa es otra mujer que está llorando por alguna cosa en especial la cual no podemos especificar ahora.
Si, puede parecer que Helga sea el típico personaje de mujer sensible y deprimida y desilusionada de todo lo que la rodea. Pero no. Helga no es la que estaba llorando hace un rato, a la que veíamos en el espejo (hablando) a través del pasillo, a través de su reflejo, a través de Helga.
Helga no se conoce, ni sabe por qué quiere irse a vivir a Buenos Aires, no sabe qué es lo que la ata al color azul, o por qué todo su cuerpo y lo que circula adentro está guardado en cajas: miles y miles de cajitas que se empeñan en desacomodarse y flotar y dejar escapar su contenido.
Helga dejó de tener capacidad para recordar cosas. Todo empezó hace unos dos meses aunque no sabe bien por qué, de repente, un dolor fuerte de cabeza y todo se llena de niebla. Desde ese momento, Helga solo sabe que su nombre empieza con H y no con R, y que los domingos son los días en que todo vuelve empezar, cuando atraviesa el portal, cuando le roza el cachete a Ludovico y nota cómo él siente una presencia fría imposible de explicar. Helga no es la que recién estaba llorando, pero también llora, cuando está sola y nadie la ve.  


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miércoles, 12 de marzo de 2014

Tengo un plan



Voy a
construir distancias,
las voy a dibujar en planos, primero 
en mi cuaderno,
después en la computadora.
Les voy a  poner nombre y me las voy
a memorizar como si 
las tragara.
Sé que
algo me va a doler
pero no me importa
quiero estar lejos de la luz
o de mí misma,
y así
es la única forma.
Mis distancias van a ser como
inconscientes y
cada vez que me acerque a 
los tejados de las casas

voy a sentir adentro como un hipo:
voy a estar viviendo 
en otro lado. 


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lunes, 10 de marzo de 2014

domingo, 9 de marzo de 2014

Autopsias en las autopistas IV


Raquel busca conexiones entre las primeras horas de los domingos del mes 


Raquel es una mujer de pelo negro. Le gustan los gatos y la lluvia. En este momento Raquel está sentada en una silla de la terraza fumando un cigarrillo, pensado en los síntomas de las enfermedades psicológicas. Raquel escucha desde su terraza cómo los hijos más chicos del vecino se gritan: -¡vos sos del planeta KC6!, –¡no, vos sos del planeta KC6, canté pri!-.

Lo más difícil de estar bloqueada es la presión que nace de la panza, en el centro de mi cuerpo que intenta salir (palabras tóxicas). La panza y la presión y las palabras, todas intentan salir de mí, me empujan, salgo expulsada o quiero salir expulsada y terminar con todo esto.
Siento la pared de ladrillos que tapa la salida el bloqueo es mortal y solo puede llevarme a un puerto seguro: una hoja de papel en blanco. Las cuatro esquinas y toda la materia que lo rodea está en blanco, de arriba a abajo recubierto de ectoplasma siniestro: ese que nos cubre a todos los que vemos la parte real de la vida.
Real. Realidad. Qué es lo real. No lo sabemos. Cambio constante: algo que nos deja y se va y nos deja y se va y nosotros nos quedamos ACÁ dejados por la realidad que nos abandona y nuestro cuerpo muerto flota en un estanque.
Mi única salvación es escuchar música. muchacha punk. muchacha punk que odia la etiqueta ‘soy punk’, soy jipster’, ‘soy indie’ ‘soy una persona a la que no le importa qué es’. Soy una persona a la que no le importa qué es. Qué música escucho: qué importa.

Raquel estaba sentada en la terraza pero salió a caminar. Raquel caminaba por la calle y se decía ‘mañana no me tengo que olvidar que hoy pienso que la vida es una mierda’. La vida es una mierda y lo único que nos queda es la soledad de la botella. Y la soledad de un cigarrillo. Y la soledad de escribir un poema sobre el humo y la compañía de un cigarrillo, del humo de un cigarrillo que tapa la soledad. Soy. Sola. Soy una persona que cayó en un cliché.
Raquel pensaba en Hugo el día que escribió ésto.
Raquel escribe siempre en primera persona. Pero: ojo. El hecho de que un grupo de palabras del texto estén escritas en primera persona no significa que la persona que lo escribe sea la primera persona que es el personaje. Raquel se veía absorbida por sus propios pulmones: lo que decimos respirar es la absorción de nuestra propia alma.
Raquel se absorbía el alma en el momento de escribir estas palabras (porque después de salir a caminar Raquel volvió a su casa a buscar conexiones entre las horas de los domingos). Yo me absorbo vos te absorbés nous absorbens voux absorbeux. 
Raquel venía de caminar unas cuadras. Pensaba: no tengo memoria de nada porque reprimo todo. Toda mi infancia (toda su infancia) es un hueco o una hoja de papel en blanco. Mi madre muerta: eso es todo. Ese es todo el ectoplasma o la sustancia fantasmal que recubre su (mi) hoja de papel: el cuerpo de mi madre muerta. El cuerpo de mi madre muerta está bajo tierra en el cajón de un cementerio parque en Córdoba Capital. Qué resuelve que el cementerio parezca un parque. Qué cambian las flores de colores y el césped sembrado por alguna empresa multinacional con productos cancerígenos. Los muertos no dejan de ser muertos y los vivos no dejan de estar del otro lado de esa misteriosa y débil línea de entrada y salida de aire (absorción del alma propia) que nos convierte en seres terrestres. Extra. Terrestres.
Raquel pensaba en todo eso mientras caminaba y buscaba algún argumento fuerte para reforzar su queja a la raza humana. La raza humana pronta extinción.  Raquel volvía a su casa a sentarse en frente de una hoja de papel en blanco (niñez absorbida por el cuerpo de una madre muerta) y recordar su poca capacidad de recuerdo a largo plazo. Y para qué necesito tener memoria hoy. Necesito hacer algo con las manos. Necesito tirarme a hacer fiaca en mi cama y mirar dibujitos. Y mirar dibujitos. Y mirar dibujitos.
Las canillas están abiertas. Raquel saca una hoja de su bolsillo y las canillas están abiertas y necesito hacer algo con las manos mientras el humo del cigarrillo cubre mi soledad. Suena el timbre y Raquel recibe al amante, al ladrón, chorro, al muchacho punk creador de palabras cursis. Raquel pensaba en Hugo el día que escribió ésto. Raquel piensa que para qué necesita de su memoria hoy. No la necesita. Pero no me tengo que olvidar (mañana) que hoy pensé que la vida es una mierda. Aunque la vida no sea tan mierda todo el tiempo. Existen Hugos y la vida no es una mierda todo el tiempo. Estos son los párrafos más largos que puedo escribir. Puedo sacar a Raquel. Puedo sacar a relucir la hermosa figura de Raquel: nítido cuerpo de mujer con nombre encabezado por la letra R: para escribir una novela necesitaría otra lengua. 


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viernes, 7 de marzo de 2014

Ludovico el azul


Ludovico está grabado en mi brazo
Ludovico es mi brazo
Ludovico es una         criatura      de otro lado,
no es como yo, como nosotros,
es más poderoso y toda su sangre es energía
fatal que me inyecta cada vez que le hablo.
Ludovico no es sólo un           tatuaje
es azul y está atrapado para siempre entre
las capas de mi piel para siempre. Judy sueña
con caballos, yo cierro los      ojos
y le doy la mano
así, la soledad se pasa más rápido
y todo vuelve a ser azul,
como al principio del mundo,
como va a ser el día en que Ludovico       y yo
seamos una sola       cosa.


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Patti y gatito





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lunes, 3 de marzo de 2014

#


Me creció otro inconsciente
siento su presencia
pero no quiero decirle inconsciente
al inconsciente
(a ningún inconsciente).
Mi papá le dice distancia,
hay muchas distancias, dice,
nadie sabe cuántas.
Me creció otra distancia,
mide el largo y tiene el volumen
de todo
mi
cuerpo,

pero ninguna de mis distancias
es capaz de decirme quién soy.


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chancho naranja


KYUBEY TE EXTRAÑO 





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